Sinopsis
“Me gusta más jugar dentro de casa porque es donde están todos los enchufes”, dice un niño de cuarto curso. Pero no son sólo los ordenadores, la televisión y los videojuegos los que mantienen a los niños en casa. También es el miedo de sus padres al tráfico, a los extraños, a la enfermedad de Lyme y al virus del Nilo Occidental; la insistencia de sus colegios en que hagan cada vez más deberes; sus horarios estructurados; y su falta de acceso a zonas naturales. Los gobiernos locales, las asociaciones de vecinos e incluso las organizaciones dedicadas a la vida al aire libre están imponiendo restricciones legales y normativas a muchos espacios salvajes, convirtiendo a veces el juego natural en un delito.

A medida que disminuye la conexión de los niños con la naturaleza y se hacen evidentes sus implicaciones sociales, psicológicas y espirituales, nuevas investigaciones demuestran que la naturaleza puede ofrecer una poderosa terapia para males como la depresión, la obesidad y el trastorno por déficit de atención. La educación basada en el medio ambiente mejora notablemente los resultados de los exámenes estandarizados y las notas medias, y desarrolla las capacidades de resolución de problemas, pensamiento crítico y toma de decisiones. Las pruebas anecdóticas sugieren que las experiencias infantiles en la naturaleza estimulan la creatividad.

En El último niño en el bosque, Louv habla con padres, niños, profesores, científicos, líderes religiosos, investigadores del desarrollo infantil y ecologistas que reconocen la amenaza y ofrecen soluciones. Louv nos muestra un futuro alternativo, un futuro en el que los padres ayuden a sus hijos a experimentar el mundo natural más profundamente, y a encontrar la alegría de la conexión familiar en el proceso.